Análisis sobre obras literarias del escritor Miguel Solano,
La sagrada familia una acuarela de dramas,
sensualidad y poesía
Por Víctor Escarramán Hernández
“La existencia tiene tres temas: El amor,
la vida y la muerte. Yo creo que no debe haber más de siete tipos de alma: El
valiente y el cobarde, el honesto y el deshonesto, el frívolo, el ferviente y
el indiferente. Esos siete caracteres que el alma usa para expresarse, juegan
dentro del mapa de esos tres grandes temas.” (Pág. 111).
Probablemente Francisco
de Goya nunca soñara que el título de su majestuosa obra pictórica “La Sagrada
Familia”, serviría también de lienzo escritural, para que sobre él, un narrador
se atreviera a dibujar sublimes fragmentos narrativos. Tampoco Gaudí, el más
genial y vanguardista de los arquitectos españoles, pensó que sus intrincados
dibujos expuestos en el “Templo Expiatorio de la Sagrada familia”, en
Barcelona, se convertirían en cobijo de metáforas de una novela
dominicana.
Entre otras cosas en
la “La Sagrada Familia” de Solano encontramos: componendas y drama para
asesinar a humanos y animales, acuerdos oscuros en el manejo de negocios
personales y empresariales, sobornos a policías para no enfrentar la ley,
infidelidades, posiciones críticas del autor a través de personajes que
teorizan sobre: ciencia, ecología, familia, filosofía, moralidad y economía.
Estos tópicos son tratados en un andamiaje narrativo de 18
capítulos, 122 páginas, 20 personajes, 2 caballos y 5 perros.
Utilizando un lenguaje
formal y directo, que le inyecta buen ritmo, sin el uso de rebuscamiento de
palabras, con una técnica narrativa muy aproximada a la del cuento, haciendo
vuelos retrospectivos, con un narrador omnisciente objetivo, manejando capítulos
cortos, dualidad de historias y abonada con pinceladas poéticas la obra se
desarrolla en un ambiente tenso y dramático que mantiene al lector en
atención.
Desde
el primer párrafo, la novela nos atrapa cuando Julia María, mujer
inteligente, pero implacable, visitó en secreto el apartamento de Pedro Julio,
su amante, y auxiliándose de una aguja inyectó el virus de la rabia en el
sistema sanguíneo del perro para que el animal se convirtiera en asesino. De
inmediato salió del lugar a reunirse con él en un bar, donde le haría
creer que el plan de divorciarse o asesinar a su esposo Armando Alejandro ya
estaba en marcha. Entre tragos y música, le dijo que si no podía separarse de
su esposo, buscaría alguien para que lo asesinara y luego se
mudarían juntos. Terminada la cita del bar, Pedro Julio se fue a su casa y
cuando el perro lo vio entrar se abalanzó sobre su cuello con el mayor grado de
furia, destrozando la vida de su amo.
Alfonso Alejandro,
esposo de Julia María leía el periódico y se sorprendió al encontrar
en el diario un informe policial sobre el asesinato de Pedro Julio e hizo
gestos de alegría como si hubiese tenido conocimiento de la trama. Tomando precaución
llamó a un abogado criminalista y le preguntó si en todos los casos, sin
preguntar categoría, intervenían patólogos forenses. El letrado le respondió
que de la única manera que no intervenían los expertos forenses era
desapareciendo el cadáver. A seguidas y con la asistencia de amigos de la
policía, investigó el nombre del patólogo que había sido asignado para realizar
el análisis forense al cadáver. Alfonso Alejandro se preocupó cuando
le informaron que era el doctor Miguel Santos. El especialista forense tenía
fama de ser certero en los informes de patología, inflexible e incorruptible.
De nuevo a Alfonso Alejandro se le alegró la vida,cuando se enteró que
el doctor Miguel Santos sufría de una fuerte diabetes y que todo el dinero que
producía, lo gastaba comprando insulina para subsistir.
Preocupado porque el
doctor Santos en su informe forense no descubriera el crimen cometido por su
esposa, también maquinó para entrar clandestinamente al apartamento del
patólogo. Estando allí fue a la nevera, sacó y escondió la insulina
que el doctor debía inyectarse al llegar a su casa para sobrevivir. A seguidas
agarró el envase que contenía el fármaco y lo sustituyó por otro de la misma
forma y tamaño, pero en vez de insulina, este contenía cocaína.
Cuando el galeno llegó
a su casa, ansioso por la medicina fue directo al refrigerador, sacó
el frasco, luego la aguja, se acomodó en un sofá y la clavó en su
abdomen. Luego de que el cuerpo recibió la mortífera sobredosis, no
pasó mucho tiempo para que el organismo se agitara con intensidad. Como Alfonso
Alejandro había permanecido oculto en el apartamento, percibió el momento en
que el doctor Santos zarandeó sus piernas y murió. Después,
sacó el frasco donde había estado la cocaína, lo metió en el bolsillo
de su chaqueta y con las manos enguantadas regresó al congelador y colocó las
dos jeringas llenas de insulina.
Al lado del doctor
Santos vivía una anciana también diabética a la que el doctor Santos, le
suministraba la dosis de insulina. Esta condición provocaba que la mujer
estuviera muy atenta a todo cuanto acontecía en el apartamento de su
vecino. Fue la anciana quien describió con lujo de detalles las
características del hombre a quien vio usar una llave maestra para entrar y
luego salir del lugar del crimen. Días después la pareja fue citada por un
teniente policial de apellido Bayo, y estos para evadir el brazo de la Ley se
auxiliaron de artimañas legales y sobornos.
Para que el lector no
insista en mantenerse pensando en la acción del próximo capítulo, el autor se
auxilia de la retrospectiva y nos vuelve atrás para introducirnos en un
complicado enredo amoroso. Era el momento en que Julia María y Pedro Julio
trataban de realizar negocios con un empresario petrolero iraní.
Luego de haber pasado varios capítulos, el narrador nos recuerda que esto había
sucedido en el marco de la discusión de un negocio y que en una de esas
reuniones hubo tragos. En ese instante la mujer, tratando de concretar el acuerdo, se deja llevar
por las insinuaciones del millonario y de su inagotable furia sexual y cae en
la infidelidad. Luego de concluida la transacción ella se va a su casa, donde
sorprende a su esposo con la siguiente pregunta: ¿¨Por qué será que el dinero
siempre fastidia el amor? Eso puso a volar la imaginación del
marido, pero él no logró descifrar la razón de la interrogante. En
la habitación con su esposo, como fiera callada, asume una posición
de esposa dócil y amorosa y a seguidas le pide que la toque y la posea porque
seguía furiosamente enamorada de él. Aquella pareja estaba
borracha de una magia extraña, que la envolvía. Por ejemplo en otra escena,
cuando Alfonso llegó a la casa cenaron bien, escucharon buena música y
recrearon un ambiente de sensualidad como el siguiente:
“Julia María quiso ocultar el influjo sexual que la
envolvía, pero sus labios la traicionaron, fueron tan provocativos como una
rosa abriéndose a la lluvia; Pedro Julio no tuvo que ponerse las
espuelas” pág. 31.
Una segunda historia
Frente a la existencia
de dos historias en un título, los críticos le llaman: Historias
entrecruzadas. En la segunda, el narrador relata el amor de Lucía, hija
mayor de los fundadores de la Sagrada Familia. Tratándose de una
estirpe rica y con ínfulas de un linaje superior, odiaba que su hija se
emparentara con un hombre que no perteneciera a su misma clase
social. Es por eso que a Lucía, aun estando locamente enamorada de Jaime
Salvador, no la dejaban casarse con él. En el marco de una cena donde Lucía lo presentaba a
sus padres, Julia María se da cuenta de que ese muchacho era el hijo abandonado de
un embarazo oculto de Gloria Soledad, quien también era parte de la
Sagrada familia. Frente a aquella situación, Julia María y Gloria
Soledad prepararon un plan para convencer al muchacho de que
aceptara alistarse en la marina, porque ahí tendría un futuro promisorio,
debido a las relaciones que la Familia tenía, con los altos estamentos
militares. La idea era que él saliera del país por mucho tiempo y Lucía lo
olvidara.
Pues bien, a pesar del
rechazo Jaime Salvador y Lucía habían logrado una sólida relación. Durante los
preparativos del viaje Jaime Salvador se dio cuenta de la
trama, para alejarlo de su novia, y pensó también en los riesgos que correría
en alta mar. Por eso entendió razonable que debía provocar el momento, para
estar con Lucía y tratar de dejar algún heredero, por si acaso. El día en que
el barco debía partir, buscó a su amada, para sostener con ella un encuentro
amoroso. Sobre ese momento el narrador dice:
“Jaime Salvador tomó la precaución, pues quería dejar heredero, y compró
una caja de condones, los sacó de su estuche y con una aguja a cada uno lo
perforó sucesivamente. Él, insaciable, como si no fuese a verla nuevamente, o
para asegurarse que esta querría verlo eternamente, le hizo el amor. Allí en la
cama, en las nubes del placer y el dolor Lucía preguntó: ¿Por qué ocurren estas
cosas?” Pág. 111.
El plan funcionó a la
perfección, porque Lucía quedó embarazada. En el desarrollo del embarazo ella
se dio cuenta que lo amaba locamente y que debía recuperarlo. Lucía investigó
el día en que el barco debía regresar. A punto de parir, fue al puerto a
esperarlo. Desesperada, buscaba la cara de cada marino que pisaba tierra.
Cuando salió el último y no vio a su amado, decidió preguntar y allí se entera
que su hombre no regresaría. Un amigo de él le dijo que el capitán de la nave
junto a otro marino, ambos homosexuales, se habían fascinado con Jaime Salvador
y que como éste los rechazó, lo lanzaron al mar. La información provocó que
Lucía cayera en un trance que pareció morir. La llevaron al médico y nació un
bebé al que llamaron Salvador Alejandro. Fue ese niño el que complementó la
Sagrada familia de la obra narrativa, pues en la pintura si hay un
niño, que entendemos es la imagen de Jesús. Hasta ese capítulo a la novela de
Solano le faltaba el niño. Esta es una de la razones por lo que más adelante
tratamos de hacer un cierto paralelismo entre las dos obras, específicamente
sobre las simbologías o mensajes que cada creador quiso expresar. La novela
termina con una cena en la mansión de la sagrada familia. Ya en la mesa el niño
Salvador Alejandro hijo del marinero aunque la madre le reclamaba silencio,
dijo que había escrito un discurso y comenzó a leer:
“Todo debe hacerse por el bien de la familia. La familia es el universo
social, pero no basta con buscar el bien y preservar la unidad de la familia,
también hay que tener suerte: a veces, para proteger a la suerte, aparece la
muerte; y a veces la droga sustituye a la muerte.(…) para preservar a la
familia; y hay que hacerlo, lograrlo, conseguirlo, haciéndoles el bien a las
otras familias. Y será esa conducta, esa cristiana la forma de
actuar, lo que creará la sagrada familia, porque amigos; no hay ley justa; lo
que existe es quienes hacen justicia ajustándose a la ley”pág.133
Desde el punto de
vista social y humano, de ambos argumentos extraemos cuatro
conclusiones: a) La degradación de la sociedad a causa de la corrupción; b)
Deshumanización del hombre; c) El conflicto de la lucha de las clases sociales,
y por ultimó d) El trauma de la discriminación social.
Intemporalidad de la
novela
Pudimos
notar que la narración es atemporal o (intemporal). Con
esto quiero decir, que no define la secuencia del tiempo. Me refiero al
encuadramiento de años, meses o días. En su libro: “Cartas a un joven
novelista”(pág.77), Mario Vargas Llosa califica esa técnica como
“tiempo muerto”. Y además señala: “Sin embargo, sería injusto reprochar a un
novelista la existencia de tiempos muertos(…). Ellos son también útiles, para
establecer una continuidad e ir creando esa ilusión de un mundo, de seres
inmersos en un entramado social, que ofrecen las novelas”
Como
la narración trata diferentes temas sociales de vigencia trascendente, la
intemporalidad en vez de empequeñecer el libro, lo vigoriza. Dado que nuestra
sociedad evoluciona lentamente, pudiera ser que “La Sagrada Familia” se
mantenga actualizada por décadas. Me atrevo a sostener
que leyéndola en el año 2025 podría ser estudiada, como si se hubiese
escrito en ese año. Para sostener ese criterio veamos el
siguiente ejemplo inserto en la página 84. En ese capítulo Julia
María y Armando sostienen la siguiente conversación sobre el tema de la
violencia. El cáncer que carcome nuestra
sociedad.
“—La violencia es un desafío humano, puramente humano.
No parece tener relación con el régimen político social. No podemos afirmar que
la genera la riqueza porque entonces Luxenmburgo, Bélgica, Dinamarca, Suecia
serían los países más violentos del mundo. No podemos afirmar que la produce la
pobreza porque entonces La India, Camboya, Haití, Bolivia serían los países más
violentos del mundo. Dos cosas si son claras: La violencia es mayor en aquellas
sociedades en donde la corrupción política y la falta de institucionalidad
consumen legitimidad.”
—¿
A qué se debe eso? —preguntó Armando.
“—Al hecho de que quienes ejercen la violencia como
medio de diversión, encuentran en los degenerados políticos fuerzas
aliadas….” “…La violencia es mayor en aquellas civilizaciones que
carecen de voz moral, que no tienen líderes… (…..) para servir de muro de
contención contra aquellas almas sedientas de sangre”.
En otra conversación, esta vez,
entre Lucía y Jaime Salvador, charlaban sobre la teoría del materialismo y el
idealismo, específicamente sobre el interés de los gobiernos de mantener
divididos a los pueblos. Ella sustentaba su posición de la siguiente forma:
“Los idealistas dicen que el alma es invisible, inmedible, intocable, eterna.
Los materialistas sostienen que la materia no se destruye, solo se transforma;
y que en su forma de expresión más alta el quantum, es invisible, inmedible,
intocable y eterno. Ve, son las mismas cosas, pero los estúpidos discuten
diciendo que tienen contradicciones. A seguidas Jaime Salvador la invitó a
dormir con la justificación de que al día siguiente le esperaba un día
largo. Sin embargo, antes de eso le dijo: “Antes de que te duermas
te daré un ejemplo de lo que es la materia transformándose en gemidos”.Pág.
112. Esos dos personajes también teorizan sobre ecología (pág. 73),
sobre historia en las págs. 94, 96 y 97. De negocios y finanzas en
la (pág. 107). Es por esa diversidad temática y la intemporalidad que sostengo
que constituye un acierto del autor. Difícilmente haya pasado un año desde que
la sociedad ha estado medianamente organizada, en que esos temas no hayan sido
trascendentes en la existencia del hombre. Al hablar así, en
especial de la violencia, se pudiera pensar que tengo un bajo grado de
optimismo, pero es que aún no logro ver el punto de luz, al final
del túnel.
El siguiente ejemplo lo
incluí por su contenido tierno:
“—lo que acabas de decirme me recuerda un hecho
que ocurrió cuando yo estaba en la primaria. La profesora estaba
dando clases de ciencias naturales, e hizo una gran comparación entre el humano
y el animal, entonces preguntó:—“¿Quién es más inteligente la gente o los
animales?”. “Los animales respondió una niña que debía andar por los cinco
años. Todos sonreímos y la miramos como el ser más bruto de la tierra. La
profesora, incómoda, le recrimina, “¡Como tú dices que los animales!”. “¿Por
qué dices eso?” La niña, en la forma más natural del mundo respondió: “porque
cuando yo le hablo a mi perro él me entiende, y cuando él me habla a mí yo no
lo entiendo”. Pág. 121.
Dos
obras, un mismo nombre (Un intento de
interpretación)
Eruditos
de las artes plásticas españolas como F. J. Sánchez Cantón, en su trabajo: “La
Pintura de Goya dentro de la Europea” y Juan Carrete en el ensayo: “Los
Caprichos de Goya”, se afanaron en la idea de interpretar el
significado que quiso expresar el Maestro en su famosa pintura “La Sagrada
Familia”. Luego de analizar todos los tópicos, consideraron como una
aproximación al significado místico del cuadro que presenta al niño en los
brazos de María, protegido por José, donde pareciera jugar con un crucifijo
colgado sobre el cuello de su madre como una premonición retrospectiva y
simbológica al destino fatal en que moriría
Jesús.
Miguel Solano nos
muestra una familia y una sociedad en total descomposición. Es una especie de
alegoría al estado actual de nuestra colectividad. Muy diferente al trato
piadoso y tierno que quiso darle Francisco de
Goya a su pintura. Solano nos enseña una fotografía de los problemas propios y
regionales en sus diferentes matices. Ejemplos aparecen en la página 74, cuando
la esposa de Alfonso descubre y casi celebra que él haya provocado
la muerte del doctor Santos. En la página 124, cuando Julia María comete el más
descarado acto de infidelidad en el jardín de su casa. En la página 126, nos
mete en las entrañas del libro del Génesis 19:30, donde reproduce la historia
de Lot y la materialización del acto sexual con sus hijas. Pudiéramos juzgar
que con este último caso el autor quiso hacer un paralelismo entre
comportamientos de los tiempos bíblicos y las familias de hoy. También aflora
la discriminación al permitirse que la hija se case con una persona de una
clase económica inferior.
Dada
la temática tratada tenemos que ubicarla dentro de la tipología de novela
social. En cuanto al ritmo, la obra avanza con rapidez, porque como
señalé al principio, Solano utiliza una técnica narrativa muy próxima a la del
cuento y por tanto no da muchos detalles de lugares, ni da descripciones sobre
la forma en que se desarrollan los hechos. En esas condiciones, es el lector
quien tiene que poner a volar su imaginación y formar su propia
idea. Significar también la simbiosis que se hace entre la riqueza temática y
el lenguaje culto, contextos donde el autor utiliza al personaje
Julia María para hacer sus razonamientos. En cuanto al título, tenemos que
interpretarlo a la inversa, pues en vez de sagrada, es una familia
diabólica.
No podemos terminar sin
decir que el Miguel Solano economista, el poeta y narrador; autor de 18
libros, miembro correspondiente de la Academia Dominicana de Lengua; también se auxilió de su vena bucólica y aderezó su
novela con fragmentos de prosa poética como los siguientes:
“terminó su sueño
poniendo un pie fuera de la cama. ¡La aurora se había levantado! Allí apareció
el cuerpo de su tigresa humana clavando en él su mirada de hojas”. Pág. 52.
“Esa ciudad que amarra sus propios siglos. La noche se
fuga en el silencio de sus piedras. Los barcos son desatados de las piernas de
sus puertos para llevárselos a recoger vidas apresadas en aletas. Cada gota que
golpeaba la tierra es un cuerpo sin ruedas que se desplaza. Ya no se embriagan
los sonidos de las sombras. Es el canto de la luz lo que aterra al
asesino…”. Pág. 69.
“Las olas marinas volaban en el cielo pariendo de sus
implaneados choques, esplendorosa luz. El día lloraba, sus lágrimas eran largas
como el arcoíris, sus luces, el ir y venir de sus pájaros.” Pág. 71.
Notas: La Sagrada Familia. Miguel Solano, editorial Santuario, 2010.
Un enfoque sobre Sinfonía
del águila
Por Emilia Pereyra
Diecinueve
textos componen el libro de cuentos, del
creador interiorista Miguel Solano, denominado Sinfonía
de Águila, hermoso título que él explica en una instrucción nombrada Edad del águila, en la que refiere que
es un apasionado de la danza afrodisíaca sin fin de esta bella ave depredadora,
dotada de gran poder.
La
primera historia, Vacío y dolor, está
narrada en primera persona. Una voz femenina relata un encuentro con Don
Diablo. El personaje airea el vacío
interior que prevalece en su existencia, a pesar de que posee toda la riqueza
que puede necesitar. Es un cuento existencialista, de tipo psicológico. Se
trata de una exploración interior de una mujer arrasada.
“Ese
vacío genera una necesidad, un deseo de castigar el cuerpo, la carne, un deseo
de ver cómo el castigo genera dolor y cómo ese dolor produce un cambio en el
vacío, en el estado del vacío. Sé ahora que quienes promueven el dolor, la
violencia, no lo hacen porque deseen hacer el mal o hacerse mal. En su
búsqueda, en su exploración por una respuesta a un estado de vacío, de
acumulada violencia, ven crecer una espantosa ansiedad que reclama como castigo
darle dolor a las fuerzas físicas que creen lo generan”, dice la protagonista.
El
Diablo, figura mítica recurrente en esta obra, vuelve a ser personaje en el
cuento Experiencia propia, donde el
ángel caído, tiene una singular conversación con Dios, al que reconoce como
padre.
El
Todopoderoso es de nuevo personaje en el cuento Edad del hombre, una versión libre, fantasiosa y maravillosa, sobre
las ansias atribuidas a Dios.
A
propósito, relata el narrador: “Más de quince mil millones de años le tomó el trabajo
de crear la naturaleza tal y como la conocemos hoy, pero ya podía sentarse
debajo de una mata de mango y descansar. ¡Qué cosa!, pero para Dios descansar
es pensar; así que al mirar a los animales se dio cuenta de
que le faltaba algo, ya había creado el libre albedrío, con lo cual
eliminó la posibilidad de que alguien viniera a quejarse por su suerte,
entonces una idea brilló ante sus ojos: ¡Institucionalidad! Eso es, aseguró,
hay que definir funciones”.
En
el ingenioso y divertido cuento se continúan plasmando las quejas y las
solicitudes de animales y del mismo ser humano a Dios, que busca el modo de
complacer peticiones.
Dos mundos es el relato acerca del
encuentro sexual de dos amantes, Cindy y Manuel Emilio, dos universos que
terminan separándose. La narración tiene párrafos singulares en que se registran
exploraciones sobre el pasado, y cito:
“Y no sólo era la separación del objeto sino que sus mentes habían regresado al
estado anterior, un estado de felicidad, de armonía en que desaparece el
sentimiento de aislamiento o separación. Golpeaba en su interior el extraño
eco, el regreso a sus primeros nueve meses de existencia, él dentro y ella
sintiendo esa mágica sensación, ese sentimiento de omnipotencia que al
conectarnos con el universo nos hace sentir como si todo fuera posible”.
En
el Costo de la belleza, se recurre de
nuevo a la primera persona para contar el encuentro de un hombre con una chica
de belleza embrujadora en el hotel Lina, donde vivía entonces, en 1996. Con
ella sostiene un diálogo chispeante, en el que negocian las condiciones de un
acercamiento sexual.
Otro
cuento sobre seducción y dinero es El
origen de la dignidad, en el que se relata una sugestiva conversación entre
una pareja de hoy, Adán y Eva, que se produce en clave bíblica y tono moderno.
El origen de la
justicia
es una historia perspicaz, sobre las búsquedas espirituales a través del
taoísmo, el budismo y otras corrientes. Lo protagoniza la doncella Chang-Lien
Lu, que había iniciado “su conexión suprema con los dioses” cuando tenía trece
primeras. Contada en la tercera persona, esta historia muy bien hilvanada y
recreada termina arrancándonos una sonrisa, cuando se devela el resultado del
prolongado estado de ensimismamiento con la gran revelación: “¡El sol sale para
todos!”
¡Paren eso!, es el siguiente cuento
del mundo terrenal, sobre el abogado Manuel Caldosanto, caído en desgracia
después de vivir una época de bonanza, debido
a un cambio de gobierno, y en consecuencia se ve en las garras de los bancos a
causa de un prolongado endeudamiento.
El repartebien es un relato de cariz político,
corto, de dos páginas, sobre aspectos de la realidad vernácula: la corrupción y
el clientelismo, el manejo del poder y las truculencias, retratados en unas
escenas palaciegas que se producen en cuatro templos del Palacio del León. A
saber, la Consultoría Jurídica, la Secretaría Administrativa, el Secretario del
Rey y la Cueva del Reynazo. Es un texto cargado de ironía y doble sentido,
hilvanado con tiempos políticos de nuestro pasado reciente.
Otro
relato sobre clientelismo, extraído de nuestra realidad socio-política, es Yo sé dónde venden. Desarrolla el plan
concebido por un gobernador para lograr un asiento en el parlamento con el uso
de los bienes públicos.
Zigzaguendo en
Washington
es otro cuento crítico, sobre el ámbito político, narrado con ironía. Se
produce en Estados Unidos, donde en los meses de septiembre y octubre del
inolvidable 2002, “el Francotirador se apoderó de las calles de Washington y
los halcones de la capital del sacrosanto lugar plantearon que la mejor medida
de protección era no caminar derecho sino zigzagueando”.
Parto imposible se refiere el escabroso
tema del bestialismo. Ha sido narrado con gracia y la delicadeza que en
literatura requieren los temas espinosos. “Los muchachos vieron a Marcial
relinchar y haciendo fila; y permitiéndole al marido su retorno cada vez que
este lo solicitaba. Fueron aprendices de esposos. De acuerdo con la sonrisa de
Novia, unos fueron caballos, otros potros y otros apenas potriquillos”, escribe
el narrador.
El virus es una narración
hiperbólica en torno al encuentro entre la doctora Amelia y Pablo del Robo, su
paciente. “Miró el universo a través de la ventana del consultorio y empezó a
reír, a carcajada, a plena felicidad; sonrió como a quien le han regalado el don
de la felicidad eterna: la locura. Al voltearse y quedar frente aquellos ojos
color oro de Amelia, impidió su penetración en su recién pasado mundo con una
pregunta: ̶ ¿Y si son bacterias?”
Otros
cuentos forman parte del volumen, como son Siete
letras, de corte social, y ¿Lo sabía?,
que versa acerca de un mujeriego tentado por el homosexualismo. Solano remata
el libro con dos microrrelatos, con apariencia de versos, titulados Con destino y ¡Rosa Roja!
Nuestro sagaz autor explora temas diversos en
su Sinfonía del águila. Se percibe
claramente que a él le interesan Dios, el Diablo, las filosofías orientales, el
sexo, la seducción, el vacío existencial, el clientelismo, la política y la
crítica social.
El
autor cultiva un estilo propio, el indiscutible estilo Solano, salpicado de
humor, picardía e introspección, y de la búsqueda de las verdades profundas. Lo
hace empleando un lenguaje directo y estructuras gramáticas sencillas.
Miguel
Solano sabe pincelar atmósferas con eficacia, y en gran parte de sus cuentos resaltan
el tono crítico, la tendencia a satirizar y a narrar de forma distintiva.
De
cómo simplificar lo intrincado
Sobre el
libro de cuentos de Miguel Solano ¡Explorando! La
Imaginación Infantil.
Por Manuel
Salvador Gautier
Los
cuentos que yo leía de niño, como “Caperucita roja”, “La bella durmiente” o
“Los tres cerditos”, tenían como fin entretenerme para que me estuviera
tranquilo por un rato mientras los mayores hacían sus tareas. Vistos desde mi
adultez, son cuentos de contenido violento que tienen algún tipo de enseñanza
para el niño, que debe cuidarse de que no le ocurra lo que pasa en ellos. En
“Caperucita”, el lobo persigue a la niña y se come a la abuela, y el niño
aprende que hay seres malos fuera de la casa a los que hay que evitar; en
“Cenicienta”, el niño comprende que existen personas que hacen la maldad para
su propio beneficio y hay que aprender a juzgarlas; en “Los tres cerditos”, el
niño aprecia que cuando unimos esfuerzos podemos enfrentar cualquier cosa. Por
supuesto, de que yo entendiera esas enseñanzas en aquel momento, queda en
entredicho; creo más bien que estas pasaban a ser advertencias en mi
subconsciente. Lo que sí confieso con toda sinceridad es que esos cuentos y
otros parecidos me fascinaban. Había uno en particular que me atraía y, al
mismo tiempo, me horrorizaba, de una niña que, cada vez que los hermanitos
halaban de una mata de higo para arrancar uno, ella cantaba: “Hermanitos,
hermanitos, no me jalen mis cabellos, que mi madre me ha enterrado por un higo
que ha faltado". El horror venía por el castigo tan despiadado que le había
impuesto la madre a la niña y la indiferencia de los hermanos hacia ella. Eran
relaciones entre familiares que yo sufría en mi imaginación, puesto que en mi
casa eso nunca ocurría entre mis padres, mis hermanos y yo. Eran las
experiencias de otras personas que, para mí, no dejaban de ser estremecedoras.
Es lo que hacen los libros. Nos apoderamos de su contenido, que se convierte en
información para enriquecernos intelectualmente o, más intrigante, en una
experiencia propia.
Esos
cuentos eran escritos por sus autores con mucho detalle, la mayoría en
continuidad tiempo-espacio y en tercera persona. Era el momento literario en
que el autor daba toda la información al lector, que no tenía que adivinar qué
ocurría en ellos, sino apropiarlos tal y como se lo relataban, para entonces hacer
sus deducciones.
En ¡Explorando! La
Imaginación Infantil, su autor, Miguel
Solano, tiene
una manera muy particular de publicar y escribir estos cuentos para niños. En
la publicación del libro, Solano se ha esmerado en presentar una obra hermosísima, cuidadosamente
diagramada, donde los cuentos están ilustrados con impactantes dibujos de
colores. En su
escritura, Solano los trabaja en la modalidad del cuento breve, algunos de una
sola oración; redactados, en ciertos casos, con frases sencillas que
proponen un significado fácil de entender, y en otros, con frases simbólicas o surrealistas
que el lector tiene que interpretar para entenderlas, sea adulto o niño.
Esto
último es el resultado del proceso creativo que comenzó a finales del siglo
XIX, con el simbolismo de escritores como el poeta Stéphane Mallarmé (1842-1898), que el ensayista y
poeta Paul Valery (1871-1945) definió con gran autoridad, indicando que, en la
poesía, la forma debe de predominar sobre el sentido: “En
este universo poético, tiene una importancia primordial la resonancia, que
prevalece sobre la causalidad, y es imprescindible el efecto de la ʻformaʼ,
como si estuviera reclamada por este…”,
dijo Valery (2). Este proceso continuó a principios del siglo XX con el surrealismo
del poeta André Bretón (1896-1966), quien llegó a proponer que se podían tomar
frases al azar de cualquier periódico, juntarlas y, simplemente por su
proximidad, convertirlas en una propuesta literaria, ya que supuestamente una
influenciaba en la otra. Estos planteamientos simbolistas y surrealistas fueron adoptados universalmente por la mayoría
de los poetas del siglo XX y principios del XXI. Eventualmente, también fueron
tomados por los narradores, especialmente, los cuentistas, y son los que maneja Miguel Solano para escribir la mayoría de sus
cuentos.
De acuerdo
al título de la obra, su objetivo es estimular la mente infantil, y es obvio
que Solano entiende que la manera de lograrlo, quizás la única, es obligar al
niño, no a recibir historias elaboradas por su autor, sino presentadas para que
tenga que apropiarlas, como estaría obligado a hacer para descifrar la mayoría
de estas frases. En definitiva, Solano somete al niño a una experiencia que lo
transformará en un intérprete de lo que lee y, como consecuencia, en un
creador.
Sobre
estos cuentos, la poeta Romina Bayo nos dice:
“La primera vez que tuve en mis manos un
borrador de este libro, me sorprendí ante el ingenio de Solano, pero a la vez,
me invadieron algunas dudas. ¿Podrán los niños entender esto?
“Llevé
esa copia a casa, y tentada por la curiosidad, fui a la casa de mis vecinos y
me senté a leerlo rodeada de tres niños, Lucía, Agustín y Mateo.
“Sus
padres y yo, comenzamos a leer los cuentos en voz alta, intentando dar forma a
los dibujos que serían incluidos en el mismo. Y nada, ni una idea salía de mi
cabeza. Fueron ellos, los niños, quienes, en respuesta a mi lectura, comenzaron
a dibujar sueños en el aire…” (3).
La
pregunta que yo me hago es si los niños, al leer u oír estos cuentos, descifran
la historia de Solano o realmente hacen su propia historia, estimulados por una
que otra frase que leen u oyen en cada cuento y los dibujos que los acompañan.
Por supuesto, esto no lo sabremos nunca a menos que hagamos el mismo ejercicio
que hizo Romina Bayo. Pero con dudas o sin dudas sobre la verdadera
interpretación del cuento por los niños, lo cierto es que, al leerlos u oírlos,
estos son estimulados a imaginar, a pensar por sí mismos, y eso, de por sí es
lo que persigue Solano en esta obra y es su triunfo.
Tratemos
ahora algunos aspectos puntuales sobre estos cuentos. Advierto que yo me
comportaré como los niños, haciendo mi propia interpretación de estos, es
decir, elaborando mis propios cuentos donde lo considere, ya que yo también
quiero ser estimulado a imaginar.
Conviene
aclarar que la apreciación de estos cuentos debe ser intuitiva. Tan pronto los
sometemos al escrutinio de la lógica (como haré yo) , comienzan a aparecer significados
inferidos que están más allá de su propio significado, como en el simbolismo, o
frases incoherentes, contrasentidos y demás recursos del surrealismo, que hacen
una tarea casi imposible encontrarles sentido. Sin embargo, tanto las obras
simbolistas como las surrealistas lo tienen. No nos engañemos. Los simbolistas,
y un tanto menos los surrealistas, no producían poesía o narrativa simplemente
para juntar frases y encontrar belleza en esas aproximaciones. Esta era su meta
principal, pero también incluían significados ocultos que el lector debía
descubrir.
Este es el
caso de Solano en muchos de sus cuentos. En cada uno de ellos hay un
significado que en primera lectura puede escapársenos, envueltos en la estética
de su narrativa.
Veamos uno,
“Resistencia” (p. 13):
“Le
ofreció la mitad de su millonaria fortuna, las tres cuartas partes si se
tornaba exigente; quería corromperlo; pero el Miedo se negó a venderse, no le
resultaba atractivo comerciar con su alma; prefirió seguir siendo pobre, pero
fuerte”.
Este
cuento se entiende intuitivamente. Es una historia escrita con cierta sencillez,
donde alguien le ofrece una fortuna a otro para corromperlo y este se niega a
aceptarla porque tiene miedo a perder su alma. Lo curioso es que se trata de un
cuento como los tradicionales de “Caperucita” y demás, que con sus historias
proponen lecciones en el comportamiento humano. Solo que los seres humanos que
aparecen aquí no son fantásticos como el lobo antropomorfo de “Caperucita” o la
maga de “La bella durmiente”. Una característica de todos los cuentos de Solano
es que presentan situaciones humanas que demuestran lo que ocurre en la vida
real. En este caso, se trata de una situación humana más común de lo que se quiere aceptar, que
muchos hombres y mujeres han tenido que enfrentar y en la cual muchos han
caído. Y es, como los cuentos tradicionales, una advertencia a todos, de que
estas situaciones se dan y que hay personas que las rechazan por su propio bien,
aunque se basen en el miedo para hacerlo.
Veamos un
segundo cuento, “¿Edad?” (p. 33):
“Acudió
a su memoria sin memoria. Sus recuerdos no los sacó de su decodificado cerebro,
sino de los viejos apuntes que ya se habían hecho polvo y olvido”.
Aquí
la intuición tambalea. Se juntan frases que puestas una al lado de otra se
relacionan, aunque esto no sea tan evidente como en el cuento anterior. Sin embargo,
en su primera leída, el lector entiende que en la contraposición de la “memoria
sin memoria” donde no hay recuerdos y “los viejos apuntes que ya se habían
hecho polvo y olvido” hay un planteamiento oculto que podría descifrase, y aquí
entraría la imaginación del lector. Mi interpretación es que a pesar de que ya
con el tiempo los humanos olvidamos muchas cosas importantes que nos ocurrieron,
guardamos ocultos en nuestras memorias testimonios de estos hechos que podrían
aparecer en cualquier momento. Es un planteamiento simbolista, que dramatiza el
hecho de que mientras vivamos estamos sujetos a todo lo que hemos vivido,
aunque no lo recordemos.
Veamos
un tercer cuento, “Regreso” (p. 39):
“El
corazón de la casa olía bien. El canto del gallo estaba en el horno nadando en
vino. Ella vestía de sombras luciendo sus ojos de mar. El tiempo y el amor
hicieron lo único que los dioses sospecharon: ¡Depositaron en sus cerebros las
cenizas!”.
Aquí la
intuición engaña. Tomando en cuenta el título del cuento, todo parece coincidir
con el regreso feliz de alguien que ha abandonado la casa por un tiempo, hasta
que encontramos la frase final que trastorna este parecer; dice: “El tiempo y el amor hicieron lo único que
los dioses sospecharon: ¡Depositaron en sus cerebros las cenizas!”. Se
trata de un contrasentido surrealista, puesto que “cenizas” además de su
significado obvio, o sea, el producto de algo que se quema como la madera,
tiene un significado simbólico: las consecuencias de los estragos que dejan las
malas experiencias en los humanos, un significado que no es precisamente
acogedor para alguien ausente. Esta frase se contrapone negativamente a la
alegría de su regreso y crea una gran confusión que se debe aclarar para
entender el cuento, o dejarla como está y conformarse con saber que el cuento
trata sobre una anécdota que tiene algún tipo de significado.
Para
narrar los cuentos que aparecen en ¡Explorando! La Imaginación Infantil,
Solano
adopta estos tres movimientos literarios, el tradicional con sus variaciones
actuales, el simbólico y el surrealista. La pregunta sigue siendo: ¿Son cuentos
para niños? Si aceptamos que, sin tener que entenderlos, estos estimulan la
imaginación, debemos concluir que son aptos para cualquier edad. Esta es la
manera más expedita que se nos presenta para simplificar lo intrincado. De esa
manera nos enriquecemos con nuestras lecturas simbólicas y surrealistas, puesto
que con estas no solo nos deleitamos con textos de gran calibre estético, sino
que adquirimos conocimientos con los cuales, para alcanzarlos, desarrollamos
nuestra imaginación. Solano sabe que esto es así y, con la adopción de este
planteamiento, logra su cometido de explorar y estimular la imaginación
infantil (y la adulta).
Con este
libro, Miguel Solano nos presenta una de sus mejores obras narrativas.
Notas:
1. Miguel Solano.
¡Explorando! La Imaginación Infantil. Exploring childrenʼs imagination. Santo Domingo, Ediciones AQI, Editora Búho, 2006.
3. Romina Bayo. ¡Explorando! La
Imaginación Infantil. Exploring childrenʼs imagination. “¿Lo entenderán?”. Santo Domingo, Ediciones AQI, Editora Búho, 2006,p. 11.
Textos leídos en el encuentro del Ateneo
Insular Internacional, en La Vega, R.D.
27 de agosto de 2016.